miércoles, 9 de diciembre de 2009

Menores agresores



Bueno y sigo removiendo artículos que hemos trabajado en clase y que en algunos ratillos de estos días de puente me he dedicado…=)
Creo que el único que me queda por comentar trata de un menor que agrede habitualmente a sus progenitores, no sólo verbalmente sino también físicamente.
Es denunciado por su propio padre, quien se encuentra gravemente magullado tras unas de las broncas que normalmente tienen en casa.
El chico, es conducido al Juzgado de Menores donde le imponen la medida judicial. Ahora ha cumplido la mitad de la medida judicial, cinco meses, de los cuales dos permaneció totalmente aislado de la familia debido a una orden de alejamiento.

El modelo que se sigue durante todo este proceso es el de castigo-control, ya que someten al chico a un encierro con delincuentes habituales, donde lo controlan día y noche y le privan de su libertad.

En el menor, claramente se puede observar dos comportamientos tan distintos como alejados en el tiempo:

a) Primero comete el delito, es decir, pasa a la acción sin pensarlo, agrede a sus padres y lo considera un hecho de menos relevancia que un robo o violación.
b) Después parece arrepentirse de lo sucedido aunque en el artículo denota cierta inseguridad en él mismo cuando comenta que siente miedo de que la ira vuelva a surgir y se repita el incidente.

Es importante recalcar que el problema obviamente no es sólo del menor sino más abiertamente de los padres. Uno se pregunta cómo han llegado a esta situación, cómo un adolescente puede más que ellos, porqué lo han consentido tanto…
Creo que el problema se debe a una ausencia de normas, a una falta de autoridad. El adolescente necesita siempre de un adulto, de un referente que guíe sus pasos, si no existe tal referente, el menor toma la autoridad y se hace fuerte frente a sus padres.

Por ello no sólo se debe intervenir con el hijo sino que también es esencial hacerlo con los padres para poder reeducarlos y enseñarles a poner límites a su hijo.

Existen tres ámbitos generales: Social, escolar y judicial.
No son tan iguales pero tampoco tan distintos, es decir, tienen elementos que los unen como por ejemplo los contenidos que pueden ser más o menos similares, pero también características que los separan como por ejemplo los objetivos, destinatarios…

1. Social: Nos podemos encontrar con instituciones educativas destinadas al conjunto de la población que cargan con problemas de desadaptación o que se encuentran en situación de riesgo.
Las acciones que se suelen llevar a cabo son de compensación, es decir, acciones que se dirigen a las privaciones o desventajas sociales que puedan llegar a tener ciertos colectivos.

2. Escolar: Ya sabemos que en el sistema educativo existe una gran diversidad pero esto no es incompatible con que exista problemas de desadaptación dentro de él. Por ello las acciones que se suelen llevar a cabo dentro de la instancia educativa son las llamadas de prevención.

3. Judicial: Las acciones que se llevan a cabo son las de reeducar a los sujetos y corregir conductas infligidas por el código penal. Lo más habitual es la protección de los sujetos.

Existen dos tipos de programas de intervención:
- Uno que da respuesta a los problemas ya existentes.
- Otro que por el contrario intenta evitar problemas, es decir, de carácter preventivo.

Es importante resaltar que las dos son completamente necesarias y que son perfectamente compatibles.

Para comenzar la intervención con cualquier menor, en este caso del chico que agredió a sus padres, lo primero que hay que hacer es un análisis contextual del menor, por lo que se ha de investigar:

1. Su entorno físico: en qué lugar viven…
2. Su entorno social: composición social del barrio en el que habitan, los recursos existentes en él…
3. Su entorno familiar: Las relaciones entre todos los miembros de la familia, el grado de aceptación, comunicación…
4. Su entorno escolar: Tipo de centro educativo al que acude, ubicación, población a la que atiende…
5. Grupo de iguales: Qué tipo de relación les une a los amigos, con qué frecuencia se ven, la influencia que ejercen en él…

Una vez finalizada la investigación contextual, se ha de adentrar en la personalidad del menor:
Tipo de conducta del menor, si se corresponde a un individuo desadaptado…

Más tarde es esencial enumerar los objetivos a conseguir ya que es lo que va a dar sentido al proceso formativo del menor.

Pero… ¿Cómo será la relación entre el menor y el educador? ¿Fría y distante? ¿Personal y cercana? ¿Mezcla de ambas?...

a) En la primera fase el educador ha de establecer una relación cordial con el menor para así facilitar su autoexploración.
b) En la segunda, el trabajo del educador no será algo confidencial para el menor, es decir, los datos que vaya recogiendo referente a la exploración se los irá comunicando al chico para que éste comprenda de dónde procede su problema, en definitiva, la raíz.
c) En la tercera y última fase, el educador apoyará al menor para que establezca los pasos adecuados para conseguir a los objetivos finales.

Por lo tanto, la relación entre el educador y menor será personal basada en el autoconocimiento para poder ayudar al cambio. Eso sí siempre guardando las distancias ya que uno es el profesional y otro el sujeto a intervención.

Para que las tres fases se solventen adecuadamente, es necesario que ambas partes colaboren y trabajen juntos:

En un principio el educador deberá motivar tanto al menor como a la familia y al entorno y por supuesto deberá prestar su apoyo.
El sujeto de la intervención deberá conocer su realidad, sus circunstancias y es esencial su colaboración. Sin esto el trabajo costará el doble y resultará muy difícil llevarlo a cabo.

Una vez empezado la intervención, el educador debe enfatizar mucho la comprensión hacia el menor, éste tiene que sentirse comprendido para que se abra y no sea reacio a colaborar.
También tendrá la tarea de reforzar el nivel de colaboración no sólo del menor sino que también de la familia y del entorno.
El menor por su parte debe ir sintiendo un fuerte sentido de la responsabilidad.
Al finalizar la intervención, el educador preparará la despedida y realizará un informe con los resultados del final del proceso, por lo que anteriormente tendrá que realizar una evaluación.

Para entonces, el menor tiene que haber conseguido una autonomía y su plena integración en la sociedad.

Y ¿Cómo se consigue llegar hasta aquí? ¿Con qué técnicas?

En la primera fase se utiliza la entrevista como técnica esencial para escuchar al menor, por lo que lo primero que hay que sembrar es la confianza entre el educador y el sujeto de intervención. Es imprescindible aceptarlo tal y como es, por lo que se debe tener alto grado de empatía, también se utilizará el sistema de refuerzos.
Indirectamente el educador tendrá a su alcance otro tipo de recursos.

En la siguiente fase también es necesaria la entrevista, me imagino que es para evaluar cómo evoluciona el menor. Aquí surge un elemento nuevo, la autocrítica, pero también siguen estando vigentes los de la fase anterior, es decir, la escucha, empatía, confianza, refuerzos y aceptación.
Indirectamente, el educador hará del menor partícipe de actividades educativas.

Y en la última fase, es igualmente necesaria la entrevista, empatía, aceptación…
Como elementos indirectos, el educador buscará recursos educativos y continuará adentrando al menor en actividades educativas.

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