Hace unas semanas, Concha vino a clase y estuvimos realizando unos análisis de artículos reales que provenían de un periódico.
El artículo llevaba por titular “La triste pareja del teletexto”.
Trataba de una pareja que se conoció por la página de contactos del teletexto y pronto tuvieron hijos alejándose de sus familias.
Sus respectivos familiares apenas se conocían entre ellos puesto que nunca habían propiciado un encuentro, excepto el día del bautizo del hijo de ambos.
En ocasiones, la pareja se encontraba alejada porque él trabajaba para llevar dinero a casa ya que eran personas muy humildes.
Cuando se produjo la separación, la madre de los niños se encerró en casa y no quiso saber nada de nadie, no salían, no comían, no mantenían relación con alguien del exterior, no pedían ayuda, nadie se la prestaba…
Cuando la madre vio el estado en el que se encontraba el pequeño se decidió a acudir al centro de salud, evidentemente los tres presentaban claros síntomas de desnutrición. El pequeño murió por esta causa, su hermana y su madre tuvieron más suerte.
En primer lugar, se deben localizar los factores de riesgo de exclusión, que en este caso, existen bastantes:
Falta de redes sociales y familiares, es decir, la pareja había dejado de tener contacto con su familia directa, no tenían a nadie con quien contar, se habían alejado de todo y de todos por lo que tampoco tenían contacto con el vecindario.
Esta falta de comunicación provoca un fuerte aislamiento que los deja en el vacío sin que nadie se preocupe.
Falta de recursos económicos ya que provenían de familias humildes y por ello el padre tuvo que ausentarse en su casa durante largo tiempo.
Problemas de salud, ya que en el mismo artículo una mujer comentaba que el pequeño fallecido siempre había sido “un bebé enfermiño asmático y siempre con infecciones” por lo que da muestra de la situación en la que vivían.
Estigmas, es decir, los vecinos etiquetaron a la familia desde su llegada al municipio, los tachaban de raros, insociables…
La ruptura de la pareja también influye en este caso y mucho, ya que Felisa cae en una inmersa soledad y siente desamparada, por eso, se encierra en casa y no se deja ver. Pasa por una depresión en la que para ella nada tiene sentido.
La cuestión de la vivienda también es importante y el artículo deja ver que vivían en malas condiciones.
Sin lugar a dudas, después de haber analizado los anteriores factores, podemos considerar que esta familia estuvo excluida socialmente puesto que éste es un proceso que se da en el tiempo en el que se suman diversos factores que hacen que la exclusión se de.
Me parece indignante que cuando se dan estos graves problemas, todo el mundo vuelva la cara, haciendo ver que no ha pasado nada.
No entiendo cómo los vecinos no dieron parte a los Servicios Sociales de la situación aunque tampoco entiendo cómo en un municipio tan pequeño los Servicios Sociales no se habían enterado o si lo hicieron el porqué no actuaron.
La pasividad de los vecinos me asusta pero la verdad no me asombra demasiado ya que todos los días vemos noticias en la televisión de vecinos que sabían que “el de arriba” maltrataba a su pareja pero como no se metían con ellos o la persona implicada no pedía ayuda no dieron parte a la policía.
En ocasiones como éstas, la ayuda no se pide sino que se da, puesto que la persona inmersa en el problema ve la situación de forma totalmente distinta de cómo lo ven los demás sólo por el simple hecho de vivir en ella.
Los problemas desde fuera se ven mejor, por eso, la ayuda de círculos exteriores en estos casos es esencial.
Creo que sería conveniente para toda la población el realizar campañas de sensibilización ciudadana, difundir los recursos que se ofrecen a los individuos ya que muchos de ellos no lo saben (el inmigrante que no conoce que en España tiene derecho a una seguridad social, por ejemplo)
Y para aquellos como Felisa, Antonio y sus hijos que se encuentren en exclusión social es necesario un acompañamiento personal e individualizado e intentar mejorar los recursos que le permitan afrontar la situación para evitar lo que a esta familia le ha ocurrido.
Personalmente considero necesario concienciar a toda la población de que los problemas sociales nos repercuten a todos, no a la desnutrida, maltratada o inmigrante.
Todos somos miembros de esta sociedad y por ello debemos trabajar para hacer de ella un mundo mejor. Suena bastante utópico pero como dijo Eduardo Galeano:
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”
miércoles, 11 de noviembre de 2009
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